Westmalle Trappist Tripel
La Westmalle Trappist Tripel es una cerveza trapense de estilo Belgian Tripel elaborada en la Abadía de Westmalle, en Bélgica 🇧🇪. Esta cerveza trapense es la ‘madre de todas las tripel’ pues desde su primera elaboración en 1934 ha servido de referencia para muchas otras cerveceras alrededor del mundo. Su receta solo ha sido revisada una vez, en 1956, casi setenta años después permanece inalterable. El nombre ‘Tripel’ hace referencia a la cantidad triple de materias primas empleadas en su elaboración, por lo tanto, esta cerveza rubia potente contiene tres veces más de materias primas que la cerveza trapense original de la abadía, la Westmalle Trappist Extra. Es muy destacable de la Westmalle Trappist Tripel que continua su proceso de maduración en la propia botella, lo que significa que su sabor y aroma continúan desarrollándose en el envase. Por ello siempre es recomendable almacenarla en un lugar fresco y alejada de la luz para su mejor conservación.
La Westmalle Trappist Tripel se elabora con una cuidadosa selección de lúpulos, Styrian Goldings se utilizan junto con algunas variedades alemanas y el clásico lúpulo Saaz pilsener que le aportan su característico aroma y sabor afrutado. Para la fermentación se utiliza una levadura original del 1956, junto a la adicción de azúcar tipo candy que permite conseguir un mayor contenido alcohólico final. La Westmalle Trappist Tripel es una cerveza trapense con un brumoso cuerpo medio, sedoso, de color dorado intenso con reflejos ámbar. Se remata con una generosa y blanca corona de espuma, que en la copa se muestra densa y persistente. En nariz, regala aromas complejos e intensos con notas sabrosas a plátano maduro, y sutiles a los lúpulos. En boca, es cálida y suave al paladar, fina y elegante, con un gusto cremoso donde las notas amargas soportan el aroma afrutado. El retrogusto final es deliciosamente largo y seco.
Sobre Westmalle
Westmalle es la marca bajo la que los monjes trapenses de la Abadía de Westmalle comercializan sus cervezas de estilos clásicos belgas. Las cervezas trapenses de la abadía de Westmalle son conocidas en todo el mundo. La fábrica de cerveza contribuye al sustento de la abadía, la elaboración de la cerveza no es ninguna actividad puramente comercial en Westmalle. La mayor parte de los ingresos de las ventas vuelven a la fábrica de cerveza y son invertidos en mejoras en las condiciones de trabajo. Los monjes no se encargan de elaborar ellos mismos la cerveza, sino que confían el proceso de elaboración de la cerveza a colaboradores externos. Los monjes se encargan de la dirección general de la fábrica de cerveza. La parte de los beneficios que no se destina a su propio sustento, va a fines sociales, obras sociales y personas con necesidades.
La elaboración de cerveza entre los muros de la Abadía comenzó en 1836, en diciembre de aquel mismo año los monjes trapenses pudieron degustar en la comida la primera cerveza producida por ellos mismos. Aquella primera cerveza era la Westmalle Trappist Extra, una cerveza rubia que aun hoy en día continua siendo la cerveza de la comida para cada monje. Con la limitación de una diaria. Durante los primeros años, la abadía solamente elaboraba cerveza para consumo propio. Sin embargo, a partir de 1856 los monjes venden, a menudo, cerveza en la puerta. Y lo hacen con tanto éxito, dado que en poco tiempo es tan grande la demanda, que la fábrica de cerveza se tiene que ampliar en los años 1865 y 1867. Es en el año 1921, cuando los monjes deciden vender su propia cerveza a comerciantes de cerveza. Las ventas de cerveza siguen aumentando durante las décadas siguientes, por lo que la fabrica de cerveza se va ampliando y mejorando sus instalaciones. Cada paso dado se realiza teniendo en cuenta las condiciones de trabajo y el respeto por el medio ambiente. Desde hace más de 180 años, la fábrica de cerveza elige las materias primas más puras: su propia agua, 100% cebada malteada, conos de lúpulo auténticos, azúcar y levadura cultivada en el lugar. Así se elabora una cerveza tradicional, lejos de todas las tendencias actuales. Cada inversión está encaminada a mejorar la calidad. Esta ha sido la mentalidad a lo largo de toda la historia de la fábrica de cerveza.
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