Westmalle
Westmalle es la marca bajo la que los monjes trapenses de la Abadía de Westmalle comercializan sus cervezas de estilos clásicos belgas. Las cervezas trapenses de la abadía de Westmalle son conocidas en todo el mundo. La fábrica de cerveza contribuye al sustento de la abadía, la elaboración de la cerveza no es ninguna actividad puramente comercial en Westmalle. La mayor parte de los ingresos de las ventas vuelven a la fábrica de cerveza y son invertidos en mejoras en las condiciones de trabajo. Los monjes no se encargan de elaborar ellos mismos la cerveza, sino que confían el proceso de elaboración de la cerveza a colaboradores externos. Los monjes se encargan de la dirección general de la fábrica de cerveza. La parte de los beneficios que no se destina a su propio sustento, va a fines sociales, obras sociales y personas con necesidades.
La historia de la Abadía de Westmalle
Durante la Revolución Francesa, los monjes trapenses huyeron de la Abadía de Nuestra Señora de La Trappe, situada en Francia. En 1793 estos monjes llegan a Amberes, en Bélgica 🇧🇪, en su camino hacía Canadá. El entonces obispo de Amberes les convence para instalarse en una pequeña granja en Westmalle, llamada «Nooit Rust» (Nunca descanso). Este nombre deriva, probablemente, del duro trabajo manual que se realizaba en la finca y en el campo. El 6 de junio de 1794 empieza de manera oficial la vida de los cistercienses en Westmalle, cuando 10 monjes se asientan en el monasterio-granja.
Entre 1815 y 1830 entra a formar parte del Reino Unido de los Países Bajos. El régimen quiere abolir órdenes contemplativas como la de los Trapenses. Sin embargo, los monjes de Westmalle consiguen mostrar su utilidad para la sociedad creando una escuela y abriendo una pensión. A pesar de este periodo difícil e incierto, la comunidad crece y en 1836 el priorato se convierte en abadía. El 22 de abril de 1836 el monasterio se convierte en la abadía trapense. Al mismo tiempo, se reintroducen algunos reglamentos monásticos que ya eran
seguidos en la abadía trapense de La Trapa en el siglo XVII. Uno de estos reglamentos autoriza el consumo de una cantidad de sidra o cerveza de mesa. Más tarde, la abadía de Westmalle se decantó por el consumo de la cerveza popular local. Finalmente, alrededor de 1900 se empieza con la construcción de la actual abadía, En los años 30 del siglo XX, se amplió el complejo de la abadía con un establo para vacas renovado y una nueva granja.
La elaboración de cerveza en la abadía
A lo largo de 1836 el abad Martinus Dom empieza la construcción de una pequeña fábrica de cerveza. El 10 de diciembre de 1836 los monjes sirven por primera vez su propia cerveza trapense en la comida. Esta tradición dio lugar a la actual Westmalle Trappist Extra, que sigue siendo la cerveza de los monjes. Durante años, la abadía solamente elaboraba cerveza para consumo propio. Sin embargo, a partir de 1856 los monjes venden, a menudo, cerveza en la puerta. Y lo hacen con tanto éxito, dado que en poco tiempo es tan grande la demanda, que la fábrica de cerveza se tiene que ampliar en los años 1865 y 1867.
En 1921, los monjes deciden vender su propia cerveza a comerciantes de cerveza. Las ventas de cerveza siguen aumentando. A comienzos de los años 30 se abren una nueva sala de elaboración de la cerveza, una sala de fermentación y un taller. Algunos edificios de la fábrica de cerveza datan de ese periodo. La calidad de la cerveza sigue siendo el objetivo más importante. Por esta razón, en 1956 se modernizó la estación de embotellado. En 1968, la fábrica de cerveza pone en funcionamiento su propia instalación de purificación de agua, mucho antes de que este tipo de instalaciones sean obligatorias. Los monjes no dudan en recurrir a las nuevas tecnologías si éstas pueden contribuir a mejorar la calidad. En 1991 invierten en una sala de elaboración de cerveza controlada por ordenador. La estación de embotellado es modernizada por segunda vez en el año 2000. Además, los monjes construyen una bodega de maduración, donde la cerveza fermenta en condiciones ideales. Desde hace algunos años, la abadía también dispone de una nueva sala para la elaboración de la cerveza. Cada paso dado se realiza teniendo en cuenta las condiciones de trabajo y el respeto por el medio ambiente.
Desde hace más de 180 años, la fábrica de cerveza elige las materias primas más puras: su propia agua, 100% cebada malteada, conos de lúpulo auténticos, azúcar y levadura cultivada en el lugar. Así se elabora una cerveza tradicional, lejos de todas las tendencias actuales. Cada inversión está encaminada a mejorar la calidad. Esta ha sido la mentalidad a lo largo de toda la historia de la fábrica de cerveza.